miércoles, 28 de enero de 2015

El cementerio británico de Madrid

Después de recordar lo curioso que son los cementerios irlandeses en Navidad nos quedamos con la duda, bueno, yo me quede con ella, de que harían en estas fechas el resto de los británicos -lo que solemos entender como ingleses, vamos- ; así que no me pude resistir y me acerqué al Cementerio británico de Madrid: un secreto en medio de Carabanchel.

El cementerio británico, a veces llamado de los ingleses, está en la calle Comandante Fontanes 7, en metro Urgel para los que habláis, como yo, en paradas de suburbano, y abre, solamente, los martes, jueves y sábados de 10:30 a 13:00, así que hay que planificar bien la visita. Y no, no llevan árboles de navidad ni los regalos a los familiares: pero a cambio descubrí una auténtica maravilla.

Según te acercas no te puedes creer que en medio de bloques exista un cementerio que se remonta, ni más ni menos, que a 1854. Pero sí, ahí está; un oasis de tranquilidad entre bloques de ladrillo. Sorprendente.

Y antes de meternos en materia, y de enseñaros más fotos, os tengo que contar que el Cementerio acepta donativos. Por supuesto donativos en general, pero me gustó que aceptan donativos de plantas vivas. Así que, ya sabéis; si sois de esos seres a los que os regalan plantas cuando se os mueren hasta los cactus (y no miro a nadie, porque tendría que hacerlo en un espejo) no esperéis a que se mueran. O, si sois de esos seres extraterrestres que con solo mirar una maceta sale hasta un bonsai, pues nada, creced y multiplicaos...

La verdad es que merece la pena llevar flores porque lo tienen muy bien cuidado. Es siempre lo primero que
llama la atención en los cementerios de "guiris": son auténticos jardines. Y eso que el cementerio británico lo tiene complicado porque tiene el tamaño de casa de una "pobre de pedir con mechas rubias".

Pero, afortunadamente, como no tienen la tradición de  esas losas horrorosas que ponemos desde hace unas décadas en los cementerios católicos, que parece que tenemos que poner un doble seguro por si alguien se levanta...¡que se escuerne si se le ocurre levantarse!, pues oye, queda de otra manera.

Lápida más o menos pequeña, y lo demás tierra. Tierra. Tan sencillo como esto. Así no hay que llevar flores de plástico ni ramos que se mueren a la semana: ¡se siembra! Fíjate que tontería...y lo bonito que se queda. Y lo que se ahorra. O mejor: lo que se ahorra que se lo gasten en una escultura bonita. Yo es que el mármol gris veteado...me trae por el camino de la amargura. Qué todavía no se ha levantado nadie...relax...

Y por cierto, si estáis buscando lugar de descanso, en este cementerio aún se puede enterrar gente. Creo que solo incinerados, pero oye, que el columbario para los nuevos están al solecito; un lugar muy agradable, y no es broma. Además los nichos se recubren con cerámica, donde se pone el texto en azul: y eso, para alguien de Talavera...pues gusta. Me lo estoy pensando.

Además hay pajarillos y gatos de visita; estás en un jardín; cerca del metro...y como es internacional, seguirás manteniendo el nivel de inglés. Que con lo que nos cuesta, verdad. Uf, como para perderlo.

Además el cementerio tiene otra ventaja. Y es que, aunque en teoría es el cementerio de los británicos, en la práctica fue cementerio para todos los que, o no fueran católicos, o prefirieran dormir en un entorno más internacional. Hay tumbas judías, musulmanas, ateas y cristianas...y todo tipo de nacionalidades: británicos, norteamericanos, alemanes, españoles...más de cuarenta. Muy interesante.


Es una pena que no siempre se detalle algo de la persona que está allí: solo con el nombre es difícil imaginarse la historia. Pero también hay algunas muy historiadas, con historias como el del joven que murió de pulmonía tres días después de llegar a Madrid. Qué lástima. Si es que no es manera de recibir a nadie: con lo que nosotros somos y que no nos acompañe el tiempo. Que no nos lo tengan en cuenta.

Lo que más destaca, nada más entrar (además de la vegetación) es el panteón de la familia Bauer; en esta parte el cementerio tiene un aire al de Buffy cazavampiros, ya veréis.



Es bastante espectacular, con adornos de estilo egipcio e inscripciones en hebreo. Es magnífico, la verdad, y es que os recuerdo que era habitual que, cuando encargabas el diseño de tu casa aprovecharas la ocasión y el mismo arquitecto te diseñara también la tumba. Una cosa muy lógica que se ha ido perdiendo, más por el miedo a la muerte que tenemos en la actualidad que porque ahora todos seamos muy humildes y queramos nada más que el que nos lancen al mar...¡pues no! Que las cenizas humanas contaminan que dan gusto, con esto cuidadín que no somos abono...

A lo que iba. Hay tumbas de familias muy conocidas como las de los Loewe, los Lhardy (del restaurante), los Parish (fundadores del Circo Prize), varios miembros de la familia real de Georgia; pero la más interesante para un historiador del arte puede que sea la tumba de Clifford.

Charles Clifford (1820-1863) fue uno de los pioneros de la fotografía y, junto a Laurent, el más destacado en la España del XIX: se dedicó a viajar por todo el país y sus fotografías son un documento muy importante de la época. ¡Y está aquí! Bueno, no se sabe muy bien donde porque se ve que el cementerio se ha enterrado y salido varias veces. No tanto como en antiguo cementerio judío de Praga, pero a veces si que da esta sensación. Así que me creo que se enterrara y apareciera de nuevo la lápida una buena tarde. ¿La solución? La lapida está colgada en el zaguán de la entrada. Bueno. Nos vale.

Como podéis ver por las fotos en un rinconcito muy especial de Madrid, y conocer a sus moradores seguro que es muy interesante. En teoría en la Embajada Británica tienen el registro: todo será ir a consultar.

Yo os dejo la idea de ir a visitarlo. De llevar plantas también; total, tampoco vamos a ser egoístas con los muertos. No son nuestros fallecidos, pero son los de alguien: no debería importarnos tanto. Y además, si os gusta; pues mira, en algún lugar hay que caer muerto, ¿no? En teoría el dicho hace referencia a una casa, pero vamos, nuestra generación sí que morirá sin ver casas en propiedad ni viviendas oficiales. Y eso de que sea un cementerio europeo, sin religión definida...tiene su aquel. No es el Cementerio del Bosque de Estocolmo, pero que se le va a hacer, este es el que me pilla más a mano.

Yo tardaré un poco más en llegar, no porque vaya a tardar más o menos, si no porque donaré mi cuerpo a la ciencia. Así además de ayudar me doy una vuelta, que no viene nunca mal. Por eso hasta que terminen estaré en pausa. Total, para estar muerto del todo siempre hay tiempo, ¿no? Pues eso.