sábado, 5 de abril de 2014

The 7:39

¡Madre mía cuanto tiempo desde el último post y ni he estado muerta ni de parranda! Ahora...he cambiado de piso, de trabajo, de compañeros, he hecho horas extras....pero aún así, siempre se encuentra tiempo, por ejemplo, para ver la nueva temporada de House of Cards.

La serie, de la que ya hemos hablado, sabéis que es fantástica.

Corrupción política, tejemanejes y psicópatas por doquier. No por nada ha habido estudios que demostraban que los índices de psicopatía en ámbitos como el político o el empresarial eran mayores que en otros sectores. Pues eso. Ese "savoir-faire" sin empatía que tan útil resulta cuando solo persigues tus propios intereses. (Y aún así cuando pasa, siempre te sorprende, qué cosas...).

Pues Netflix, como siempre, sube todos los capítulos de la temporada a la vez...lo que significa que pasas tres días en el trabajo con un sueño que me río yo de los que ven en directo la Gala de los Óscar. ¡Vaya atracón! Ahora, trece horas que se te pasan como si nada...Desde el primer capítulo se te queda la mandíbula desencajada y así hasta el final. ¡Vaya people!

Durante este mes, también, y...¡por fin! se ha terminado Cómo conocí a vuestra madre.

Por fín porque ya iban dos temporadas de más. Dos años llevan anunciando que era la última, lo veíamos aunque era floja porque, bueno, ya era el final...y plash! nos anunciaban que al final alargaban otra....¡noooooooooo!

Pero esta, si que sí, ha sido la última. Y la temporada como tal no ha estado mal, mejor que las dos anteriores aunque haya tenido algún capítulo bastante flojo. Ahora, el final, además de previsible, ha sido bastante regulero. 

Tiene un guión bastante flojo, carente de giros de interés, que no da si no la impresión de haber sido escrito un poco sobre la marcha. Y hombre, dar esta sensación cuando "solo" se han tenido nueve años para rematar bien la serie.

Uf....Pondría como deberes ver el final de A dos metros bajo tierra para que aprendieran como hay que terminar un trabajo con el que no solo te has forrado, si no por el que la gente te ha dado una noche semanal de sus vidas durante muchos muchos años. Qué menos que te tomes en serio tu trabajo, digo yo...

También ha terminado Call the midwife, pero que no cunda el pánico, que no era el final de la serie. Casi me da un chungo de la llorera, porque claro, vi un final de temporada tan bien rematado (¿hello señores de Como conocí a vuestra madre!) y a la protagonista que se despedía...y dije, ¡zate!: ya se ha terminado una de las mejores series que se están emitiendo ahora mismo....

Peero internet que todo lo sabe me ha contado que habrá un capítulo especial de Navidad (esto es very british, me encanta), y una nueva temporada (aunque ya no sigan al pie los libros autobiográficos en los que se basaba el guión). Así que feliz como una perdiz. ¿La estáis viendo, no?

También ha vuelto Vikings, con lo que parece ser una temporada mejor que la anterior, y Continuum. Y mañana Juego de Tronos. Vamos bien, ya que el producto nacional no nos ofrece nada potable tendremos historias por otros sitios.

Y mi recomendación del mes, un poco fuera de las series más conocidas, es la miniserie de la BBC The 7:39 (se emitió en enero, pero no la he descubierto hasta ahora...jo, cosas que pasan).

La serie es una historia de amor; no se si una gran historia de amor, pero si un amor de las pequeñas historias.

En el tren de las 7:39 a Londres se encuentran, cada mañana, dos commuters de camino a su trabajo; los actores David Morrissey y Sheridan Smith.

Bajo el hastío de la rutina y en esa pausa que es el trayecto en transporte público, comienzan a hablar y el amor surgirá de manera irrefrenable. Un cariño, un enamoramiento, un affair...una pausa, una toque de atención sobre sus propias vidas.

La historia está narrada con una gran sensibilidad y es, ni más ni menos, que una historia de amor en el mundo urbano. Algunos dicen que la Anna Karenina de nuestra época...bueno, bueno, tampoco nos pongamos grandilocuentes, que eso si que es muy del siglo pasado. Pero tiene su aquel.

 ¿El autor? David Nicholls, escritor entre otros de "One Day"; un escritor del que sin duda vamos a ver y leer mucho más en los próximos años.

Este tipo de historias puede poner nerviosos a los que no crean en el encanto de las pequeñas cosas y, desde luego, a los fans de vivir media vida con los mismos personajes. Sorry. Esta serie es una reflexión, un cuento, un asomarse tras la cortina sin moraleja ni final claro. Pasó lo que pasó....y la felicidad, sin duda, está en el viaje.

Espero que os animéis y os guste tanto como a mí; y para compensar, me voy a dar a los realities esta tarde: ¡Supervivientes y A bailar, allá voy!