domingo, 7 de enero de 2018

Navidades made in UK (II)

Además de los especiales de los que os hablé en el post anterior, estas Navidades estábamos esperando dos grandes adaptaciones en la BBC: Little Women (Mujercitas) y The Miniaturist.

La primera, Little Women, es una miniserie de tres episodios, que se emitieron entre el 26 y el 28 de diciembre.

Aunque prometía ser una puesta al día de la versión que todos recordamos, la de 1994 con Winona Ryder y Susan Sarandon, se quedó en entretenimiento ¿familiar? para días ociosos.

A ver, si a lo mejor el cartel ya nos lo advertía; tan blancas, tan floridas y tan vestidas en tonos pasteles.

Quizá el origen del problema sea la propia historia; la novela, publicada en 1868, cuenta la historia de Meg, Jo, Beth y Amy: cuatro jóvenes que se hacen mujeres durante la época de la Guerra Civil de los Estados Unidos. 

¿Y qué significaba hacerse mujer? Pues casarse, claro, y entrar en la espiral de sufrir-estar bonita, y ser dulce, y refinada y, por supuesto, como son clase media, ser caritativo con los vecinos. No solidarios: caritativos. Que cuente y que se reconozca la ayuda como una virtud del alma.

Recuerdo que solo el personaje de Jo, que parecía que se salía de los cánones, que quería ser escritora ¡y se cortaba el pelo! nos daba un poco de interés a la historia...

Pues en esta adaptación tampoco esto. Porque termina con un alegato a favor de los niños (y no de las niñas) que no solo no entendí, sino que me dejó estupefacta.

Creo que lo único que me gustó es que las actrices ya no aparezcan tan hiper maquilladas y se empiece a poder ver un tipo de piel más imperfecta, con manchas y pecas. Pero si esto es todo...

No sé, creo que este tipo de cine es solo para cuando eres muy niña (y no te pispas) o muy conservador en espíritu. Pero, en nuestro siglo, creo que estas historias sobran por completo. 

Lo estrenará Telecinco en España. Digamos que, después de verla, entiendo mejor porque la ha comprado esta cadena y no otra.



La segunda serie destacada y, también, muy esperada (y publicitada) fue The Miniaturist, con dos capítulos.

Aquí os tengo que contar, desde mi propia ignorancia, que está basada en la novela del mismo título publicada en 2014 por Jessie Burton. Por lo visto es un best seller  publicado en España con el título  "La casa de las miniaturas"(lo siento, pero no consumo) que ganó varios premios; de ahí mi sorpresa.

Porque lo que vi en la televisión, sin saber si era adaptación o guion original, fue un despliegue artístico y de fotografía espectacular -en muchas ocasiones un magnífico cuadro viviente- pero una historia sin desarrollo de personajes, con un argumento flojo y una total desunión narrativa.

Vamos, lo que viene siendo un ¿qué me estás contando? Pero literal: ¿qué nos quiere contar con esto?

La historia empieza así: Petronella Oortman, una joven de 18 años, se casa con el rico Johannes Brandt, y se marcha a vivir en la casa que este tiene en la zona más rica de Amsterdam. De su mano vamos descubriendo la ciudad del siglo XVII y sus prósperos comerciantes.

Como regalo de bodas recibirá una casa de muñecas. Esto merece un inciso.

Las casas de muñecas de la sociedad neerlandesa del XVII son unos objetos muy interesantes, que se pueden observar en el Rijksmueum de Amsterdam, entre ellas, la que aparece en la serie. Su interés residen en que no son un juguete: es la representación exacta de la casa familiar, una copia del bien más preciado de los burgueses de la época: su casa y su contenido.

Son objetos de gran tamaño, con un realismo magnético, que tienen un halo muy misterioso.

Este carácter de misterio es lo que aprovecha la autora de la novela, sugiriéndonos que la casa de muñecas es entre un objeto profético y uno de magia negra. Un poco fantasioso, pero vale, muy novelesco.

La casa de muñecas funciona; las secuencias, visualmente, son auténticas obras de arte. En muchas ocasiones no tienes claro si la imagen corresponde a la casa de muñecas, a la casa real o a un cuadro holandés del siglo XVII. 

Los bodegones, sublimes. Imágenes que cobran vida con colores y brillos perfectos. Hasta aquí, el sueño de cualquier historiador (del arte).

A partir de ahí, no entiendo la simpleza del argumento. No os cuento mucho para que os sorprenda (¿?) o por si le encontráis el sentido, pero para mí es una historia corriente narrada con personajes sin chispa.

Quiere ser una Joven de la Perla, pero claro, allí la historia era pictórica. Aquí se necesita algo más que una imagen para que la trama avance.

Cuando terminé el segundo capítulo pensé, en este orden; a) que me faltaba otro por ver; b) que habían suspendido la serie antes de tiempo o c) que habían dado el corte y que el guionista no se esforzó mucho. De ahí mi cara de sorpresa al saber que está basada en una novela, que en principio, se les presupone más tiempo para escribir.

Yo os la dejo a vosotros. A mí, argumentalmente, todo se me hizo raro raro. Culturalmente, como reflejo de una época, si me gustó, y seguro que es la típica serie que se utilizará en fragmentos para explicar en el colegio la historia del arte.

Me quedo, como curiosidad, una frase que dice la cuñada de la protagonista cuando llega a su habitación en la lujosa casa de Amsterdam: no cierres las cortinas, que los vecinos te vean.

Fui Erasmus en Amsterdam y hubo muchas cuestiones culturales que despertaron mi curiosidad, entre ellas, los grandes ventanales (bien) sin cortinas (muy mal) ni persianas.

Quizá era el pasado hispanomusulmán el que no entendía ese mostrar tu casa, pero era un tema que me creaba un gran malestar; para mí es como una tortura.

Por supuesto, en mi inocencia de B1 pregunté a mis amigos neerlandeses si ellos no encontraban raro el no contar con intimidad en el hogar. Y ellos, con la misma inocencia, me dijeron que un holandés nunca se atrevería a mirar a través de los cristales de otra casa.

Ahora, que los dos sabemos un poco mejor cómo funciona el mundo, nos reímos de esta ocurrencia. Claro que se mira, y claro que el de dentro hace un despliegue (un cuadro, un bodegón) para que veas todo lo que tiene.

Hasta los he visto perfectamente vestidos, sentados en el sillón, con su periódico, representando el papel a la perfección para los ojos indiscretos que miran.

Estas curiosidades y diferencias culturales son el disfrute de la serie. Bueno, para mi es el origen del disfrute de viajar; esa media sonrisa que te traes de recuerdo. ¡Cómo es la gente! (Pero de esto ya hablaremos otro día).

Pero, por favor, si descubrís el sentido de la historia, contadme, que no me llega la epifanía (ni viéndola en seis de enero).








jueves, 28 de diciembre de 2017

Navidades made in UK (I)

Hace ya tres años hablaba de los capítulos especiales de Navidad en la parrilla de Reino Unido. Pasa el tiempo y no se nota, ya que nosotros seguimos con los Rafaeles, Alboranes y los programas de cantantes (denunciados por sexismo): Atapuerca evoluciona a más velocidad que nuestra televisión (pública).

Mientras, en Reino Unido, existe la tradición de emitir un especial de Navidad de las mejores series, que -como bien sabéis- no es un simple remix sino un capítulo más, donde en ocasiones pasan eventos trascendentales en la trama.

Os cuento mis favoritos, tanto capítulos especiales como las mini-series emitidas, para que llevéis lo mejor posible la inminente cuesta de enero.

Upstart Crow, una comedia brillante sobre Wiliam Shakespeare llena de guiños contemporáneos, ha tenido un divertidísimo especial, emitido el 25 de diciembre, con cenit en el momento en el que abren los regalos y la esposa se queda atónita al recibir una caja con poemas y no el collar que había descubierto en el abrigo de William. Mismos diálogos que en Love Actually y misma banda sonora, aunque interpretada con laúd. Hilarante.

Los quejidos constantes respecto al transporte público son ya un monólogo clásico de la televisión, y la crítica constante al sexismo (¿de la época?) son un claro ejemplo de lo audaz del guión y la inteligencia del programa.

Los capítulos duran solo 20 minutos, a excepción del especial navideño, así que si no conocéis la serie corred a por uno de los grandes descubrimientos del país vecino.

Victoria es otra serie que comenzó el año pasado y que este ha apostado también por realizar un
especial de Navidad de mayor duración que un capítulo normal.

Aunque la serie es mucho menos interesante, ya que es un cuento romántico en el que nos cuenta el amor eterno de la Reina Victoria por su marido el Príncipe Alberto (spoiler alert: murió joven y ella quedó desdichada para siempre), históricamente es reveladora puesto que no somos consciente de cuánto de victoriano tienen muchas de nuestras costumbres.

Si las bodas actuales siguen aún el patrón de la ceremonia de la Reina Victoria (entre otros, su elección del blanco para la ceremonia), no se puede decir menos de las costumbres navideñas "de toda la vida", costumbres que se deben, ni más ni menos, que al Príncipe Alberto.

Así que solo por asistir al nacimiento de la tradición de colocar un árbol en nuestras casas (y la reflexión interna que produce) merece la pena ver el capítulo especial.

Y es que, no, no pasa nada por cambiar los trajes a los Reyes Magos, ni por eliminar las ocas del desfile. No hay nada que sea "de toda la vida" sino modas que van y vienen. Y normalmente, van de arriba a abajo.

Por lo demás, azúcar puro el capítulo. Aviso.

Un especial que no os podéis perder, como siempre -pocas series hay con el nivel mantenido de esta- es el especial de Navidad de Call the midwife.

Call the midwife pasará como una de mis series favoritas de todos los tiempos, feminista y socialmente comprometida, pero sin hacer ruido, y su especial navideño no podía ser de otra manera.

La relación directa e íntima que establecían estas comadronas de barrios populares son el punto fundamental que nos permite entrar a las casas de los más desfavorecidos; descubrir sus relaciones de pareja, la crianza de sus hijos, la relación entre vecinas. Así, de cerca, en su mundo privado, es dónde vemos los casos de maltrato, el machismo constante, la indiferencia de las instituciones. No hace tanto, ni tampoco está tan superado.

Contado siempre con una sensibilidad poética, muy parecida a la reciente La librería, de Coixet, abre los ojos al que no quiere ver, a la vez que nos muestra también lo mejor del ser humano; su resilencia, su coraje, su valor.



Y esto solo ha sido el primer adelanto. En breve más. Entre ellos la miniserie de Mujercitas que está emitiendo la BBC y que emitirá en España (presumiblemente) Telecinco. Stay tuned!



jueves, 7 de diciembre de 2017

The Marvelous Mrs. Maisel

No todo el mundo sabe que con Amazon Prime tienes acceso a su catálogo de series a la carta a través de Prime Video, y, mucho menos, que entre ellas tiene algunas obras maestras como la recientemente estrenada The Marvelous Mrs. Maisel.

Mrs. Maisel viene a contestar qué pasó con aquellas brillantes alumnas que estudiaban en Wellesley en «La sonrisa de Mona Lisa». ¿Qué hicieron tras graduarse con honores en la misticidad femenina?

Bien, lo consiguieron todo: una formación, un cuerpo fantástico gracias a la gimnasia perenne; un marido, dos hijos (niño y niña, por supuesto), un guardarropa de ensueño y, sobre todo, mantener ese ideal de mujer sin que los demás, y especialmente su marido, se dieran cuenta del trabajo que lleva. Todo ocurre como algo natural, fluido. Que nadie sospeche que hay un gran esfuerzo (y sacrificio) detrás.

Bien, pues cuando has conseguido todo, ¡hasta una boda perfecta que organizas tú misma! ¡Cuando eres un icono de los años 50 hecha mujer! ¿Qué ocurre cuando la perfección no es suficiente? Te han dado unas normas, unas planillas de ejercicios, unos modelos constantes para perpetuar este rol. Lo has hecho todo. Lo has conseguido todo. ¿Y aun así, tu marido te deja?

En serio. Tenemos a una protagonista que espera, pacientemente, peinada y con barra de labios (un símbolo de este periodo, que compran de tres en tres), en la cama, junto a su marido, a que este se duerma para ir a quitarse, en secreto, el maquillaje y las pestañas postizas; a ponerse los rulos y embadurnarse de crema. Y así, de todo menos cómoda, irse a la cama y dormir tal Tutankamon para despertarse antes de que suene el despertador, ir al baño, maquillarse, peinarse, y volver a la cama. Y fingir, cuando suena el despertador, que no lo ha oído ¡oh sorpresa! Ya que las mujeres, por supuesto, están así de divinas cuando se despiertan en la mañana.

Y este es el arranque de la serie donde la protagonista, Maisel, ha estado acompañando y animando la otra carrera de su marido, la “creativa”, como humorista en el Village. Porque también jugaban a hacerse los modernos, a ir con sus jerséis de cuello vuelto de color negro a clubes alternativos donde él hacía monólogos y ella tomaba notas para que mejorara en sus actuaciones. Y aplaudía. Como una auténtica fan de su hombre.

Pero resulta que su marido no solo es un fraude como pareja sino, y quizá más grave, como monologuista, ya que descubre que su actuación es robada. ¡Lo hacen todos, le dice!

Y aquí empieza su verdadero camino como individuo. Conociendo a otras mujeres, otras realidades. Saliendo poco a poco de esos apartamentos de ocho habitaciones de la parte alta de Manhattan. Y descubriendo, también, que la que tenía algo que decir, y de manera divertida, era ella.

A partir de ese momento irán apareciendo fantásticas secundarias, formando entra todas un tejido de mujeres que evidencian la diversidad que había tras la artificial imagen de ama de casa de los años cincuenta y también como, tras la aparente calma del agua estancada, surgía una corriente subterránea que terminará por emerger en los años sesenta.

Tras esta genialidad ­̶ entretenida, inteligente, divertida̶̶  está Amy Sherman-Palladino, una escritora con un estilo rápido y audaz, mordaz como la propia protagonista cuando se sube a un escenario, conocida por Rosanne y las Chicas Gilmore, que nos regala una magnífica madurez creativa.

Amazon ha comprado ya las dos primeras temporadas.

La versión resumida de la serie dirá que es la historia de un ama de casa que decide hacerse monologuista.

Ni es solo un ama de casa ni decide solo hacerse monologuista. Es una mujer que por fin pone en valor todas sus destrezas, innatas y aprendidas, a la vez que deja esa niñez impuesta por una sociedad podrida en sus cimientos.

Y este, el de convertirse en Mujer, es un viaje fascinante.


Os la recomiendo sin duda. 


miércoles, 29 de noviembre de 2017

KNIGHTFALL ¿la caída de los templarios o de HBO?

El 6 de diciembre se estrena Knightfall, la tan esperada aventura épica sobre los cruzados de History Channel que emitirá HBO y que parece llamada a acunar los corazones de los que en estas Navidades echen de menos Juego de Tronos.

Pude acudir al preesteno en España, donde acudió su protagonista Tom Cullen, y, la verdad es que me dejó sentimientos encontrados.

La serie nos narrará la caída de los templarios desde la caída de Acre en 1291, momento en el que arranca la serie, hasta (presumiblemente) su disolución el 13 de octubre de 1307. Viernes, por cierto, y origen de la leyenda de la mala suerte de esta fecha.

En principio, sin ver nada, la historia se presenta muy atrayente: caballeros, uniformes con halo romántico, espadas, batallas y nobles corazones. La Edad Media más idealizada y fantasiosa.

Al arrancar es inevitable pensar, en primer lugar, que se nota que History Channel no necesita un buen piloto para vender la serie: el primer capítulo, como fue el de Vikingos, es un tanto mediocre y muy muy introductorio.

La batalla de Acre es muy decepcionante, ya que las maquetas se hacen tan evidentes que dudas si estás viendo una gran producción o una de esas películas... Los personajes, maniqueos y sin fuerza. 

Algo está mal cuando se reúnen con el representante del Sultán y la historia que quieres ver es la de los musulmanes: qué interesante, qué ropajes, ¿saldrá qué ocurre desde ese lado y podremos comparar las culturas? ¿Y por qué luchan ellos?

No.

Decepción.

Así que nos quedamos solamente con la otra parte de la historia: la del hombre, blanco, cristiano, miembro de un “club” (de ricos, los templarios) que se dedica a prestar dinero, hacerse rico y a matar musulmanes. (¿?)

Como os imagináis, a estas alturas, la historia me pareció bastante inadecuada y arcaica en el peor de los sentidos. No sé qué pretende History Channel; igual este es el comienzo y dará giros poco a poco hacia la alianza de civilizaciones o, simplemente, a mostrar la complejidad que la época tuvo.

Veremos.

Pero me temo también que siga la estela de «El Código Da Vinci» de Dan Brown y sus secuaces. Empezando por asumir el dogma de fe de que el Santo Grial existió. Físicamente. Y que se luchan por símbolos y creencias y no por aprovechar oportunidades, acumular poder y riquezas. Un poco infantil para el público de HBO.

Algunos personajes secundarios seducen a la cámara y otros protagonistas son absorbidos por los estereotipos.  El Papa Bonifacio VIII (Jim Carter) está genial, además ¡nos alegra que el mayordomo de Downton Abbey haya ascendido!

En cambio, otros, como Guillermo de Nogaret (Julian Ovenden), personaje histórico con gran relevancia en la trama por venir, pasa por completo desapercibido y no suscita el más mínimo interés.

Para el resto de los actores creo, simplemente, que los papeles les han llegado demasiado pronto, y no ayuda a darle credibilidad a la trama.

El protagonista Landry, el caballero templario, está interpretado por Tom Cullen, que contaba con 31 años cuando se rodaron los capítulos. Y se nota. Físicamente tiene fuerza, pero le falta solera: nos contraponen el presente con 15 años atrás, cuando sucedió el asedio de Acre y lucho ferozmente con… ¿16 años?

Lo mismo ocurre con Juana de Navarra, madre de una adolescente Isabel, interpretada por Olivia Ross con ¿29 años? ¿Y hace de madura sexy que impone su voluntad de forma velada?

Creo que si se hubiera hecho la serie, por ejemplo, siete años más tarde hubiera beneficiado a todos, tanto a los actores y a su presencia, aportando verosimilitud y fuerza a los personajes, como al guion, que adolece de simpleza y de conocimiento superficial de la historia.

Y es que en el segundo capítulo la princesa Isabel grita a los cuatro vientos que quiere casarse y ser reina ¿de Cataluña? Este “detalle” no solo provocó la risa generalizada en la sala, si no que, a los historiadores presentes en la sala, nos ha hecho ponernos a la defensiva y desconfiar, por norma, de todo lo que se cuente. ¿Es este el rigor de una serie “histórica” de un millón de euros?

Por cierto, History Channel, qué pasa con la cabecera ¿no hay? ¿Falta esa obra de arte de síntesis cinematográfica que es la entradilla audiovisual? ¿No la tienen lista? La cabecera de Isabel es insuperable, pero hay que intentar con alguna que se la parezca. De nada.

En definitiva, estos dos primeros capítulos fueron un disparate; entretenido, violento y con sexo gratuito, pero inconexo y un tanto improvisado, que no sabemos cómo van a evolucionar. Al final del segundo se vislumbra un cambio de ritmo y empezamos a preguntarnos cosas, pero ni es Vikingos, ni El Ministerio del Tiempo, ni Los Borgia, producción, por cierto, de la que ha aprovechado parte del decorado en sus estudios en Praga. 

Seguiré la serie, la curiosidad de ver cómo salen de este embrollo es demasiado grande. Aunque al mismo tiempo temo que se quede en esta visión de la historia fragmentada, distorsionada y simplificada, que poco puede aportar si no la simplificación de nuestro propio pensamiento.


Espero que la calidad de los guionistas me sorprenda.



Plus de cotilleo: en el IMDb de Tom Cullen pone que mide 1,85cm. Solo puedo decir que hemosido engañados

domingo, 24 de abril de 2016

Underground

Cada vez me cuesta más recomendar series. Seamos sinceros, la mayoría o son basura o puro divertimento: repeticiones eternas a partir de una melodía que en un momento funcionaron. Un eterno lieder. Bueno, sin la poesía.

El año pasado apenas UnReal y el Ministerio del Tiempo tuvieron la calidad y la originalidad necesaria para ser reseñadas. Series que tras verlas, muchos meses después, siguen dando vueltas en tu cabeza. Algún capítulo hasta en tu corazón.

Este año, éste, es el año de Underground. Por supuesto una serie casi desconocida, que cuenta, ahora mismo, con un solo voto en Filmaffinity. El mío. Pero es una serie al nivel del film La caza de Vinterberg; ese tipo de historias al que das vueltas y vueltas. Que meses después, de repente, te vuelve a rondar. A acongojar. A despertar dudas.

Y es que Underground es la historia de un grupo de esclavos que escapan de una plantación de Georgia para conseguir la libertad. Para ello tendrán que concluir con un recorrido de casi 1000 kilómetros: la Underground Railroad.

La ruta Underground fue una ruta de escape formada por rutas secretas y casas seguras utilizada en el siglo XIX por los esclavos que querían llegar a los estados del Norte y a Canadá para conseguir su libertad. Se estima que en los años más utilizado hasta 1000 esclavos al año habían utilizaban esta ruta, donde recibían ayuda de abolicionistas negros, blancos e indios americanos (como veremos en la serie).

Con dos capítulos iniciales un tanto melodramáticos, y no por ello menos ciertos, llegaremos a entender, o no, porque todo el mundo es libre y nadie puede decir lo contrario. Y punto.

Vemos la diferencia entre los que viven en la "casa grande" a los que trabajan en los campos de algodón:

Quizá lo primero es más cómodo, pero la vida constante como sirviente tiene sus peculiaridades; pasando siempre por tus narices los lujos, escuchando conversaciones donde se habla de los tuyos como animales...no puedo sino pensar en todas esas mujeres que durante el siglo XX venían a Madrid (y otras ciudades) a servir. Historias reales de cómo a las criadas les daban un huevo de oca para las tres: esa era toda la cena. O como, cuando tenían una "buena" señora les dejaban llevarse las migas de mesa.

Por otro lado, los menos "mulatos", los menos refinados o habilidosos que trabajan en los campos de algodón. Donde reciben latigazos si no llegan a (su) mínimo. Pero a la vez, gracias a vivir a parte, lejos de la casa de los blancos, pueden tener sus propias tradiciones, relaciones; un pedacito de vida propia. (También de esto hemos sabemos en los campos de nuestro país. Aún hay abuelos que al empleador le llama amo. ¡Amo!. La mía, por ejemplo).

Pero no nos engañemos. Pronto nos dejan claro dos cosas:

- Estos hombre y mujeres son esclavos porque han nacido a un lado de una línea. Como los sirios. A un lado sí, a otro lado no. A un lado son una pertenencia, sin posibilidad de poseer nada; ni sus propios hijos. Y al otro serían libre; con posibilidad de tener una mujer, un marido, unos hijos. Una vida.

- No hay grandes reflexiones filosóficas. Son esclavos, y lo serán, por mucha ética que exista, porque es un sistema productivo basado en el trabajo con mano de obra barata, aquí la esclava. Ganan dinero así, lo máximo. Y piensen lo que piensen siempre querrán ganar dinero. Cueste lo que cueste (a los demás). Si tienen esclavos es porque pueden. Porque quieren. (Esto también nos suena aunque la esclavitud moderna sea económica, y en vez de esclavos los llamemos trabajadores pobres). Un sistema montado para la extrema riqueza de unos pocos.

La serie es apabullante. Cada capítulo es más y más interesante, contándonos cosas sorprendentes, narrándonos esos detalles de la historia que no sabemos, o que no queremos saber. Como los esclavos son menos que animales, pero para un polvete nos sirven. O como separamos familias por mero interés económico. Como sangran las manos y se tiñe el algodón de los campos. De qué color es el agua que beben. A qué penas se arriesgaban aquellos, blancos o negros, que les ayudaban en su huida. Quien elegía trabajar como caza-esclavos. Como se mandaban pistas a través de las canciones. Como conocer o no qué es la estrella polar te puede dar la clave de hacia a dónde huir...

Como estas, mil cosas. Con cada capítulo la historia gana en intensidad y las ganas de saber todos los detalles. Hay tanto que aprender. O por lo menos, yo, mujer blanca europea tengo taaanto que aprender de este momento de la historia que casi todo es sorprendente.

El elenco de actores es bueno, los capítulos están bien narrados, los exteriores son impresionantes. Técnicamente la serie es de calidad, pero me temo que, al estilo de Tremé que en Europa vimos cuatro locos, pasará desapercibida.

Yo, humildemente, espero a contribuir a que no se os pase por alto. No os engaño; no es una serie para echarse una risas. Bueno, supongo que si eres un psicópata o un racista (que están a la par). No, si eres racista ve y observa. Intenta empatizar. No me puedo creer que puedas ser indiferente al sufrimiento de otro ser humano. Quiero creer que es pura ignorancia.

Y aprende. Nos está pasando de nuevo. Tenemos a miles y miles de seres humanos recorriendo miles de kilómetros en busca de la libertad. No por ser de un color diferente a la mayoría en ese territorio; es por crecer en el lado equivocado. En la clase social equivocada.

No dejéis de verla.


P.D. En la actualidad la esclavitud se considera un crimen contra la humanidad. Nunca ha existido un número tan alto de esclavos como en nuestro siglo.